Cicatrices de guerra
De repente el día te aburre y se torna cansado. El año no ha empezado bien, pero estás optimista como siempre. «Hoy tenemos que llevarlo a la consulta médica». Con tus hermanas llevas a tu papá, una vez más, al hospital. Todas con el tiempo encima y las responsabilidades pegadas a los hombros. A tu papá ya se le nota que su cuerpo no es el mismo, ha perdido elasticidad en sus brazos y en las pantorrillas ya aparecen las arrugas. Siempre quiso estar en alguna guerra. Arrastra la erre cuando habla y le cuesta un montón.
«De joven quería tener una cicatriz de guerrrrrrra, pero las únicas guerrrrrrras que he tenido han sido con tu madre». Su mirada se vuelve turbia y movible como el mar, a ratos se duerme y modula un concierto de ronquidos que te exaspera. Con el perro humor que tiene, su carirredonda ha perdido fuerza; el volumen de su voz ha bajado tanto que tienes que acercar la oreja para escucharlo pedir algo y, aun así, en esa debilidad, lo hace con voz de superioridad.
Su condición médica las ha puesto nerviosas. Piden una silla de ruedas y lo protegen para que no se tropiece con la gente; sin embargo, aunque protegido por ustedes, aun las gobierna. Tu papá tiene el cabello plateado, la frente pequeña, las manos callosas de tanto trabajar, la nariz algo estirada y, además, hubo un tiempo en el que fue gordo; ahora le cuelga la papada.
Piensas que son cosas que nunca te van a pasar, pero te ves en la escena. Andrea, que mira constantemente su reloj, va a hacer cola para sacar un turno; Lucía, aunque se nota cansada por las clases de ayer, se va a la farmacia; Mónica, agotada por sus doce horas de trabajo, camina hasta la ventanilla de estadística. «No quiero ir a esa ventanilla esa señora es amargada»; tu hermana no va a la ventanilla de estadística y te toca ir a ti a hacer cola y a soportar a la secretaria de dentadura arqueada que viste un mandil que cubre la totalidad de su cuerpo, pero esta vez te atiende amablemente. Terminan sus consignas y se reúnen una a una en la sala de espera «Ya tengo el turno». «En estadística me hicieron llenar una planilla». «Ya compré las pastillas». Sigue leyendo «Cicatrices de guerra»